lunes, 20 de agosto de 2007

SOLEDAD EN COMPAÑÍA

Miro a mi alrededor
y las paredes se acercan a mí,
me asfixian y no pongo resistencia,
mi voz no es suficientemente fuerte
para que todos los presentes
se percaten que existo.
Sólo un ser viviente me interesa
y está conmigo y no me ve,
me escucha y no me oye,
me siente y no se inmuta.

El egoísmo domina mi mente y corazón,
¿tan duro es mi ser
que no pudo contemplar tan abyecto propósito?
¿Tan cruel es mi corazón
que todas mis caricias se convirtieron en desecho?

Las pasiones mutan con el olvido,
la ternura cambia con la rapidez del viento
que golpea las mejillas;
la distancia, suprema enemiga,
horada interiores y expone heridas,
culpas ajenas, sentimientos arteros,
envidias mustias, temores nuevos.

La tempestad se acaba con la despedida,
y nuevamente el combate de dos cuerpos
podrá traer calma al tiempo,
o el caos dominará en un mar de lamentos.