miércoles, 19 de enero de 2011

CUENTA REGRESIVA

No resigno la suerte
a una noche inexistente,
a la pasión enceguecida e inerte
de resultados inesperados,
de hechos imprecisos,
de futuro no deseado.

No concibo el silencio y la risa
como torpe escudo a lo real,
a un despertar maligno
mezcla de satenes y paredes blanqueadas,
a mañanas inciertas, inexplicables,
por un cálculo fallido al viento.

Concibo, eso sí, el no dormir,
o el cerrar el ingreso al arca
a nuevas sensaciones, a nuevos pasos,
a nuevos días de invierno y verano.
El mañana quizá no exista para mí en el ocaso,
si es que aún sigo hoy palpitando.