La presencia inesperada
calma la muerte del año.
brinda esperanza a la desazón
y seca lágrimas que parecían olvidadas.
Si tan solo duraras una eternidad
y pudieses cerrar las heridas,
aquellas que recibí, aquellas que te ocasioné,
la vida nos brindaría su mejor color.
Prometo no llorar más,
cambiar el negro y convertirme en arcoiris.
La tempestad ya pasó
y un límpido cielo azul nos observa.
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