jueves, 2 de agosto de 2007

MALDITAS GANAS

Mi puño no termina de cerrarse,
la figura imperfecta del poder,
del deseo de resolver todo
dando un golpe seco y mortal,
destruir ese fantasma perpetuo
que mi vida carcome y hiere.

Miseria y crudeza
vigilan mis pasos y lo cimentan
ganas de destruirte y borrar tu imagen
sin importarme las miradas
y la incomprensión de mi designio.

Alguna vez tendré tu cuello en mis manos,
apretaré con fuerza y sin piedad,
gozaré con cada aliento entrecortado,
seré actor de una purificación
y por ello seré marcado con una flor de lis en el hombro.
Aunque me hayas dado la vida
y merezcas misericordia por ello,
te juro no la tendré
y me volveré aún más fiero,
¿quién mejor que yo para robarte la existencia
y así aliviarme tanto sufrimiento?

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